Historia de los gatos domésticos
La historia que te voy a contar es la historia de los gatos domésticos, unos animales que pasaron de vivir en plena naturaleza, a hacerlo con los humanos en sus casas. Se ha hablado mucho de ellos, tanto positiva como negativamente, y es probable que siga habiendo personas que los adoren y otras que por el contrario los odien. En medio de ambos se encuentran estos peludos.
Su carácter, sin embargo, ha cambiado muy poco desde que empezó su domesticación hace más de 4 mil años. De hecho, cada vez que jugamos con él, aunque sea con una simple cuerda, el instinto depredador de los felinos se le despierta con el fin de que trate de cogerla; tal y como le ocurre al león o al tigre cuando se les pone delante una posible presa. Sí, amigos/as, sí, vivimos con un auténtico depredador.
Resulta curioso que el Homo sapiens se haya enamorado de estos animales que van armados con colmillos y con uñas retráctiles que, sabemos, nos pueden causar mucho daño. Y es que las personas, en la práctica, contamos con un gran cerebro, pero la inteligencia no puede superar a la velocidad con la que los felinos son capaces de atacar. Tanto es así que lo primero que nos recomiendan cuando decidimos convivir con un gato es, precisamente, enseñarle que no puede mordernos ni arañarnos. Algo que, por otra parte, aprenden rápido si somos constantes.
Pero, ¿cuándo empieza la historia de los gatos domésticos y los humanos? Para eso hay que remontarnos muchos años atrás, en Oriente Medio.
Historia de los gatos domésticos
Hace unos 4.500 años, en alguna parte de Oriente Medio, los agricultores se dedicaban sobretodo a cultivar maíz y cebada, pues de ello dependía toda la civilización para poder fabricar pan y cerveza, dos alimentos que constituían la base de la dieta con la que se alimentaban. Pero claro, esos granos atraían a los roedores, que constituían una amenaza para la vida de las personas.
Los gatos no tardaron en aparecer, ya que se dieron cuenta de podían tener ”comida gratis” y casi sin tener que malgastar energía. Aunque había un problema: el ser humano.
Por ese entonces no habían tenido ningún contacto con él, así que, como todo buen animal salvaje que se precie, lo más seguro es que cuando viese a una persona saliese corriendo, a menos que puediese atacar; algo que en el caso de los gatos podrían hacerlo sin problemas, pero su vida podría estar amenazada, así que, no creo que quisieran arriesgarse.
Entonces, ¿qué ocurrió? Bueno, todavía no está claro. Pero en mi opinión, y observando a los gatos que se van incorporando a la colonia felina que llevo cuidando desde hace varios años, lo más probable es que los gatos se alimentaran de los roedores sin estar presentes los humanos, y que éstos terminasen por darse cuenta de que los felinos son unos excelentes depredadores, casi por casualidad.
Así, los primeros días, semanas o incluso meses, los seres humanos se debieron dedicar a dejar tranquilos a los animales; y quizás empezasen a dejarles la comida ya preparada. Poco a poco, los felinos se acostumbrarían a la presencia humana, y quién sabe, es muy posible que empezaran a sentirse aprecio mutuo.
Más adelante, los humanos quizás tuvieron oportunidad de coger a los gatitos, que serían los primeros en convivir con ellos. Aunque no como hoy: sino que se les dejaría entrar y salir de casa sin problema. Es más, en el Antiguo Egipto el hacer daño a uno de estos felinos, constituía un delito.
Debieron de ser, sin duda, muy buenos tiempos para el Felis silvestris catus.
De Oriente Medio… al resto del mundo
Los humanos, desde que se inventó la barca, no han parado de viajar. Y, por supuesto, se llevaban a los gatos, ya fuese para que les hicieran compañía, para que mantuvieran controlada la plaga de roedores o como regalo. Al hacerlo, una vez que tocaban tierra, estos animales consiguieron colonizar nuevas partes del mundo donde, sin la ayuda de las personas, no habrían sido capaz de llegar.
Hoy en día podemos encontrar gatos en todas partes, excepto en donde las temperaturas son extremas. Pero esto, aunque en principio pueda resultar curioso, e incluso una buena noticia, es en realidad muy triste. Y te diré por qué: cuando llevamos un animal a otro hábitat, lo que estamos haciendo es romper el equilibrio de dicho hábitat, porque no tiene depredadores y él se alimenta de todo lo que quiera sin que nadie lo moleste.
No me malinterpretes: adoro a los gatos y los acepto tal y como son, pero no podemos olvidar que son excelentes cazadores.
Del mundo… a las exposiciones
Es así. Los gatos son adorados por muchos millones de personas en todo el mundo. Tanto es así que, desde el siglo XIX se han ido seleccionando gatitos para cruzarlos con otros para mejorar alguna de sus características, o para preservar su raza.
Una raza que tiene que estar inscrita en, lógicamente, una organización o club, como la de la Federación Internacional Felina (FIFe) que se creó en Europa a comienzos de 1950, o TICA, que se creó en Japón en 1979. Éstas se encargan, no sólo de asegurarse de que no se pierde ninguna raza, sino también de exponerlas al público.
Y ahí es donde los humanos que lo deseen aprovechan para presumir de su precioso gato.
Mitología de los gatos domésticos
Los gatos siempre se han considerado como dioses en algunas partes del mundo, o como la reencarnación del mal en otras. Por ejemplo, en el Antiguo Egipto, eran representados por la diosa Bastet, que simboliza la alegría de vivir además de ser la protectora del hogar.
Sin embargo, durante la Edad Media se pensaba que eran familiares de las brujas, y que transmitían la peste cuando en realidad eran las ratas las que propagaban la enfermedad. Durante esa época, estuvieron muy amenazados. A pesar de los años que han pasado, todavía hoy en algunas partes del mundo, como el Reino Unido, se suele creer que si te cruzas con un gato negro vas a tener mala suerte.
Por otra parte, la Iglesia católica ha declarado como santos patrones de los gatos a san Antonio Abad, san Francisco de Asís y san Martín de Porres.
Si nos vamos a Asia, concretamente al Tíbet, veremos que estos animales pueden hacer vida de gato tranquilamente. Y es que allí se les considera guardianes de las reliquias y de los templos desde tiempos inmemoriales.
El gato doméstico: carácter y cuidados
Carácter
Pasemos ahora a hablar de un tema un poco diferente: del carácter. ¿Cómo es el carácter del gato doméstico? ¿Es realmente independiente y solitario? Bueno, hay de todo : hay algunos que sí que van a su aire, pero hay otros que prefieren no alejarse mucho de su grupo social, especialmente cuando viven con familias humanas o formando parte de una colonia felina.
Si viven en el exterior, las gatas les enseñarán a sus crías todo lo que necesitan saber para cuando sean adultos, es decir, que les enseñarán a cazar, a no acercarse mucho a los humanos, y a relacionarse con los gatos que ella considere amigables. Pero si viven en casas, o si estos gatitos son separados de sus madres con dos meses de edad, su comportamiento será muy diferente: se convertirán en animales muy sociables y cariñosos a los que les encantará estar cerca de las personas, siempre y cuando sean tratados con paciencia y respeto.
Cuidados
Si hablamos de los cuidados que necesitan para estar sanos y felices es importante que sepamos lo siguiente:
- Son carnívoros: esto significa que la comida que les demos debe de ser carnívora, a ser posible sin cereales, pues a muchos les producen alergia.
- Son muy dormilones: pueden pasar hasta 18 horas (no seguidas) durmiendo, así que van a necesitar, como mínimo, una cama.
- Necesitan afilarse sus uñas a diario: no nos olvidemos de proporcionarles uno o varios rascadores para que no nos dejen sin sofá.
- Pueden sentir estrés y/o tener depresión: tienen sentimientos. Hay que tenerlo muy presente. Es más, si el ambiente familiar está tenso, ellos también lo estarán, y podrían acabar padeciendo alguna enfermedad, como cistitis idiopática.
- De vez en cuando hay que llevarlos al veterinario: como todos los seres vivos, a veces se pueden poner enfermos, o pueden tener problemas. En estos casos, una visita al veterinario es muy necesaria para que se recuperen lo antes posible.
- Es fundamental darles cariño: si los ignoramos, ellos se pueden sentir muy mal. Para evitarlo, cada día hay que jugar con ellos, darles mucho cariño (sin agobiarlos), y hacerles ver que pensamos en ellos y que forman parte de la familia, que son uno más.
Sólo así podrán pasar sus años con nosotros de la mejor manera posible.
Y hasta aquí nuestro especial sobre los gatos domésticos. ¿Qué te ha parecido?
Fuente: el post «Historia de los gatos domésticos» proviene de «Noti Gatos «, puedes consultar el contenido original en: http://ift.tt/2aFEsnE