Miedo a los perros: ¿Realmente puede superarse?

La cinofobia, mejor conocida como miedo a los perros es algo que una de las fobias más comunes que existen. Esta normalmente se encuentra causada por una experiencia traumante con el animal.

No siempre se trata de alguna experiencia por mordedura, a veces un simple ladrido, un gruñido o incluso un recuerdo de cuando un perro te ha perseguido con la bicicleta o al correr puede crear esta fobia rápidamente.

¿Cómo superar este miedo?

Existe una forma genial de poder superar este miedo, esto se hace a través de la terapia de exposición. En ella primero se hace un análisís del nivel de la fobia que puede tener la persona, conocer cuales son las reacciones que esta tiene cuando se cruza con su gran temor y enfrentarlo con pequeños pasos.

Este tipo de terapias se utiliza para muchos otros miedos, todo con el fin de eliminar la ansiedad y el pánico que se puede sentir cuando se está frente al problema. La terapia puede consistir en algunos casos en dos fases específicas.

Primera fase: Cachorros

El primer paso es poder acercarse a los ejemplares más pequeños, los cachorros. Una mala creencia afirma que los cachorros al crecer se vuelven en perros violentos o peligrosos. Al tener un cachorro consigo, la persona notará que no es necesario tenerle un gran miedo a este animal.

Segunda fase: Adultos

Una vez se haya superado el miedo a estar con cachorros, viene quizás una de las eapas más difíciles: un perro adulto. Lo mejor es que te tomes tu tiempo y estés totalmente seguro de lo que está por hacer. Con esto puedes dar paseos con amigos que tengan mascotas adultas y dar un paseo por la calle.

Al principio puedes empezar dando los paseos a su lado, sin tocarlo o acercarte mucho, una vez te asegures que no sientes ningún miedo al estar a su lado ya has logrado un gran paso. Con el tiempo y si deseas podrás tomar la correa del animal y quizás acariciarlo, puede que lleve algo de tiempo pero si realmente quieres superar este miedo será algo genial para ti.

Debemos recordar que muchas veces no son los perros los que son peligrosos, sino sus dueños, que no se toman el tiempo de entrenarlos o darles amor, sino que los crían bajo un ambiente peligroso y lleno de estrés, Lo que termina produciendo este caracter «agresivo» en la adultez.